- Para aquellas personas que reconozcan en sí mismas la necesidad de transformarse y crear otra relación con la infancia, más humana, más respetuosa. También para aquellos profesionales que están buscando herramientas de alto impacto positivo en las aulas.
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En nuestro contexto, los menores desde una temprana edad asisten a instituciones educativas, el período de 0-6 años es altamente sensible para su desarrollo psíquico. En esta etapa, se necesitan personas adultas sensibles a las necesidades físicas y psíquicas de éstos, bien instruidas y conocedoras de la ciencia y de las evidencias en materia de aprendizaje y educación; personas maduras, mental y emocionalmente, pacientes y humildes que sepan generar un ambiente preparado rico y orientado al desarrollo del máximo potencial humano, éste debe ser un compromiso personal y social para cualquier persona en contacto con menores.
Esta formación acompaña a las personas para que se entreguen a un proceso de cambio profundo, desaprendiendo lo conocido, aprendiendo a caminar por nuevos horizontes, mirando la vida desde los ojos de la infancia y afrontando con valentía las situación crítica en la que se encuentra la educación en nuestro entorno.